Contradanza de Cetina
La Contradanza de Cetina es una expresión espectacular única, que se representa en Cetina la noche del 19 de Mayo en honor de San Juan Lorenzo. El personaje llamado “el diablo” es el que dirige el baile con sus palmadas y órdenes para dar comienzo a las mudanzas (cuadros plásticos) que se van desgranando por parte de los otros ocho “contradanceros” (cuatro visten de negro con adornos blancos y cuatro de blanco con adornos negros), que cubiertos sus rostros con una “careta” van plasmando las figuras.
El diablo siempre corona las figuras, ya sean de tipo laico (Los arcos, los estribos, los banquillos, la fuente, el surtidor…), mitológico (el dios de las aguas), y sobretodo religioso (San Juan Lorenzo, la Virgen de Atocha, San Pascual, la Purísima, el Calvario, la Resurrección.
El diablo, por tanto, lejos de ser un ser diabólico es un ser inquieto, que sube, baja, danza sin parar… Que juega con los contradanceros, que les quiere engañar y finalmente (durante la pantomima del “afeitado”) es muerto a mano de uno de ellos.
Es llorado con llantos burlescos, paseado triunfante ante el pueblo y finalmente resucita, la música se acelera, y en un cúlmen de palmas y excitación de todo el pueblo la Contradanza termina con el grito estentóreo de «¡¡¡Viva San Juan Lorenzo!!!»
No se conoce el origen exacto, y ciertamente, porque no hay un único origen. Para podernos hacer una idea de su origen, tenemos que hacer referencia a las fiestas de 1751 (hasta el momento, primera referencia escrita de la Contradanza) en que queda constancia de la Mojiganga que se celebró la noche del 19 de Mayo a la luz de “unas 12 hachas (antorchas) ardiendo”.
La música de la Contradanza es repetitiva a lo largo de toda la representación. Sólo cambia con el «escuche», que se realiza cada cierto número de mudanzas.
En 2012 la Contradanza de Cetina fue declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial.